Siempre me gustó recorrer las
ciudades cuando aún están medio dormidas. El ritmo de su despertar me aporta
sensaciones que, a veces, son difíciles de describir; pero que siempre son
positivas. Este domingo, A Coruña apuraba los últimos flecos de las fiestas
“María Pita 2012”. Desde la Avenida San Andrés, donde se ubica el modesto hotel
donde me he hospedado, decido comenzar a caminar. Pese a que son las 9 de la
mañana, las calles están casi vacías. Pienso: puede que la gente esté agotada de tantos días de ajetreo.
Tomo rumbo a la Plaza de
Pontevedra y desde allí hacia la Avenida Marina. Algunas personas pasean a sus
perros o compran la prensa, otras cuantas, madrugadoras como yo, toman un café
saboreando los tímidos rayos matinales del sol. ¡Qué bonita y distinta se ve la
ciudad en estas circunstancias!
Cruzo la Avenida Marina para
acceder a los Jardines Méndez Nuñez y me encuentro con una exposición titulada “O
país das vacas” realizada por Xurgo Lobato. Son varios cubos
gigantes en los que, a través de fotos y textos de personas significativas, se
va describiendo la importancia social y económica que tiene la vaca para
Galicia. Y me digo: para Asturias también…
Uno de los cubos tiene fotos de
la Feria de Silleira y me invaden recuerdos gratos asociados con gente
inmejorable: Servanda, Lalo, Ibo, Alberto, Tomi, Eduardo, Azucena…Recapacito y
me digo, pese a todo, que afortunada soy. El camino de mi vida, al igual que el
de otras muchas personas, está repleto de encuentros y desencuentros, de
momentos gratos e ingratos. Me invade una melancolía sana. Nada, por duro que
sea, podrá eclipsar nunca determinadas emociones que siento al recordar.
La ciudad da sus primeros
bostezos. Sigo oteando los cubos y me encuentro con una grata sorpresa de un
restaurador, Flavio Morganti del Restaurante Galileo, que elogia a la vaca y
practica activamente políticas de igualdad. Escribe Flavio que la vaca es “xer
xeneroso, piar fundamental da dieta atlántica e do norte”. Y que “da
sua base nacieron as cocinas mais importantes do mundo”. Pero
desgraciadamente añade: “a suas carnes, superiores en calidade a do
castrado boi, veñen maiormente vendidas baixo un falso nome, claro senal dunha
sociedade machista e irreverente que asocia o nome da vaca a algo negativo,
quedando equivocadamente como estándar taurino de calidades de toros e bois”.
Sonrío y pienso en María José
Ramos y en Les Comadres. Seguro que les gustaría el texto. ¿Y si les propongo que,
a través de Facebook, recomienden este restaurante? Este Falvio Morganti, al
menos por escrito, denota sensibilidad con el tema de la “invisibilidad
femenina”.
A escasos metros, también en Jardines
Méndez Nuñez, tropiezo con la XXI Feria do Libro de Ocasión y un poco más allá
el recinto donde todos los años se celebra el Encuentro de Casas Regionales. El
es día de Cantabria. Asturias ha sido más precoz. Celebró su día el 4 de
agosto, coincidiendo casi con el inicio del programa de fiestas “María Pita
2012”. No puedo evitarlo y busco el stand de mi tierra, mi bandera y mi gente. Tomo un culete de sidra y, de
nuevo, recuerdo personas y momentos gratos: Eugenia, Ana, Valentín, Loreto….
Pienso: es hora de tomar un café.
Enfilo la calle Real, tuerzo en la rua Bailén y finalmente deslizo mis pasos
por la rua franja para desembocar en la plaza del Ayuntamiento. Tomo asiento en
una cafetería desde donde contemplarla fachada de un Ayuntamiento que siempre
me gusto y en la que reza la leyenda “Casas Consistoriales de la muy noble y
leal ciudad de La Coruña. Cabeza, guarda y llave, fuerza y antemvral del reino de Galicia”.
La plaza, en obras, se va
poblando, poco a poco. El grupo musical “Mamá Cabra” atrae la atención de la
gente. Niños y niñas se acercan al escenario mostrando sonrisas radiantes y
dejando que sus pies vibren al ritmo de
la música. La ciudad está ya totalmente viva y yo relajada por haber
compartido, a mi ritmo, la peculiar forma en la que iban despertando sus
calles.